zonadenoticias

martes, junio 10, 2008

La semaforización de la pobreza


Las cifras del INEI sobre la reducción de la pobreza en el Perú provocaron en Mirko Lauer algunas reflexiones de lo que llama cambios de sujetos mendigantes presentes cotidianamente (razonable y no razonablemente, en su propia medición) en los semáforos de la ciudad capital a partir de su muy personal observación. Esto es lo que Lauer escribió el último domingo en su columna de La República: "La exhibición cruda de la miseria viene siendo reemplazada por formas de necesidad razonable. Pero lo que no ha cambiado es la anciana con polleras y rasgos andinos, que casi no habla, sino gimotea confiada en que su sola traza hará el milagro de la caridad al paso. Uno pensaría que en la era de la lucha contra la pobreza y la modernización de la pobreza ella ya no sería un icono poderoso. Pero no es así. Una serrana pobre hasta la mendicidad sigue siendo un símbolo de los problemas peruanos más profundos y recalcitrantes, y en efecto no necesita hablar. Todo está dicho con su presencia. Representa a millones, una urgencia social, y una enorme cuenta atrasada con el alma del Perú. Es algo así como la extrema pobreza que ha venido a la ciudad. [...] Es, pues, una imagen resistente. Entre otras cosas porque en el semáforo todos saben que en muchos lugares del Perú ese tipo de anciana existe. No como la abuela rezagada de alguien que ha escapado hacia la modernización, sino como la abuela de peruanos que toda su vida serán como ella. Pobreza extrema quiere decir, pues, un Perú mendigo, andino o no. [...] Sin saberlo [la anciana serrana] puede hacer pensar en todo lo que no ha cambiado. Probablemente nadie, migrante fresco o limeño viejo, la percibe como su propia abuela. Y sin embargo, sin embargo...". Los sin embargo y la argumentación toda de Lauer han provocado ayer un virulento post de Rodolfo Ybarra. Por mi parte, he recordado uno de los recientes Himnos de Miguel Ildefonso, quien percibe como una visión de Dios a la anciana andina mendigante en los semáforos de la capital. La belleza y la fe como propuesta, desde la visión del triplemente marginalizado sujeto femenino, anciano y andino, en el contexto limeño y nacional de las cuentas fiscales en azul y el neoliberal crecimiento económico sostenido:

Estaba sentada en la esquina pequeña con sus arrugas
dormitando al lado de sus bolsas
las manos juntas cruzando los dedos
la gente pasaba bajo la noche vacía
apenas la vi quedé paralizado / el lado invisible del universo
radicaba en la indiferencia hacia la anciana
ella con su mandil sucio sus zapatillas rotas de niña
sus cabellos blancos que salían del gorro
mientras las gente mataba y moría
vivía entre los carros en ese atolladero del semáforo
yo me enfrentaba y me aniquilaba
las casas se descascaraban en cámara lenta
en el ángulo obtuso entre el cielo y el infierno
quinientos diez dicotiledones como versos de ningún poeta
encontraban sus respectivos corazones arriba en las estrellas
la anciana miraba la avenida y dormitaba
así fue que vi a dios.


PD: Presentaciones de los dos últimos poemarios de Ildefonso.


En la foto: Mirko Lauer y los semáforos de la mendicidad.