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sábado, abril 19, 2008

A 40 años de Mayo del 68


Como mencionara en el post de ayer, el próximo mes de mayo se realizará en el Perú la Cumbre de presidentes de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, quienes se reunirán para debatir sobre la disminución de la pobreza, así como sobre los problemas derivados por el calentamiento global. La Cumbre, pues, coincide con la conmemoración que el mundo realizará por los 40 años de la revuelta de Mayo del 68 (cuyos valores el presidente francés Sarkozy ha prometido enterrar). De hecho, el día de hoy el suplemento cultural Babelia del diario El País dedica un amplio dossier al tema. Los dejo con el link para que ustedes mismos puedan navegar por sus distintos puntos de vista. Pero no quiero dejar de mencionar el artículo de Catherine François y Santiago Auserón titulado "Por un presente apasionante", del cual cito dos fragmentos: "Retomando lo esencial del razonamiento sartreano, Gilles Deleuze defendía con energía y elegancia la necesidad de preservar el espíritu del 68. Desdeñando el afán de primera plana de los nuevos filósofos, insistía en que lo que puso al general De Gaulle contra las cuerdas no fue un programa de toma del poder, sino un estado de conciencia extendiéndose por las calles como un virus. El fracaso de toda revolución sólo se confirma desde la lógica de quienes la consideran imposible de antemano. Pero el realismo reaccionario es tan paradójico como las pintadas que reclamaban con urgencia lo imposible: tiene prisa por reducir una renovación vital de la conciencia a un fenómeno marginal del pasado". Y: "La propia movida tradujo en España a su manera ese nuevo estado de conciencia creadora, quizá mejor que las ideologías izquierdistas. A cuatro décadas del 68, la movida se ha reducido, sin embargo, a un reciclaje de mercancías inocuas, mientras las ideologías de izquierda se debaten todavía con la dificultad para renovar su lenguaje, obstaculizadas por la inercia de los medios. Conviene por tanto rememorar con nitidez el alcance de aquellos hechos sin precedentes. Nicolas Sarkozy los resume como una imprudente puesta en cuestión del principio de autoridad, que desde entonces no ha recuperado argumentos para educar convenientemente a los jóvenes. Olvida que la educación tradicional, basada desde antiguo en la patria potestad, en la propiedad legitimada por la dominación, había sido puesta en tela de juicio muchas veces su superioridad moral. Forzada a ampliar el concepto de democracia, la autoridad había perdido nuevamente su derecho a la razón, lo había cedido de buen grado en el mercado de masas a cambio de nuevas formas de enriquecimiento veloz. Desde esta perspectiva, el Mayo del 68 francés es una conquista histórica del derecho a rehacer la tradición del conocimiento, a cuestionar públicamente el origen del poder que autoriza a educar, llevando los problemas de conciencia al centro mismo de la sociedad de consumo. Dejó en el aire preguntas a las que no podremos seguir dando la espalda durante mucho tiempo". Y es que, como señalara hace poco el crítico literario José Güich Rodríguez: "A cuatro décadas del Mayo Francés, nunca fueron más urgentes [las] reivindicaciones [de] libertad y democracia [como] nociones constructoras de un orden diferente, más humano y solidario". Por lo pronto, ¿cómo va manejando el orden actual el presente gobierno peruano? Atendamos al comentario de Martín Tanaka: "De las 'siete modernizaciones que propone el aprismo en la línea de Haya' [según slogan de Alan García] solamente está funcionando la 'modernización económica y comercial'; en la modernización democrática y social, y en las reformas en la educación, algo hay, pero muy insuficiente. Y hay muy poco en descentralización, salud, administración de justicia y seguridad ciudadana, modernización y reforma del Estado".

PD: "Fidel tenía razón", artículo de Humberto Campodónico hoy en La República.

En la foto: uno de los múltiples y masivos acontecimientos de Mayo del 68.