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jueves, diciembre 27, 2007

César Gutiérrez aterriza con 80M84RD3R0


80M84RD3R0, la primera novela de César Gutiérrez, acaba de salir de las imprentas. Aquí una entrevista con el autor.

¿Por qué Bombardero?
Porque suena fuerte. Porque es corto, seco, frío, febril, letal. Porque arrastra catástrofes y libera fragmentos. Porque está hecho con esos fragmentos. Porque aparece y desaparece y cuando suena ya no está, pero hay muchos muertos. Porque la guerra es el símbolo de mi tiempo, de todos los tiempos. Porque está escrito con ferocidad y velocidad. Porque me gusta volar…

¿Cómo fue que no pudiste publicar la novela con ninguna editorial?
Básicamente por falta de plata en el Perú y por exceso de plata en España. Las mainstreams jamás invertirían en un sudaca desconocido que no escribe entretenimiento. Pero produjo por lo menos curiosidad en Perú, lo cual ya es un logro. Estruendomudo, Matalamanga y El Álbum del Universo Bakterial hicieron todo lo posible por lanzarlo, pero jamás lograron reunir el dinero.

¿Qué otras editoriales tuvieron la novela?
Tres más en Lima. Podría hablar de sus curiosas maneras y groseros desplantes, pero tampoco es cosa de hacerles propaganda.

¿Y cómo llegas a la imprenta?
Cuando creé un blog para que cualquiera se lo baje gratis en Pdf, el filósofo Guillén Benavides, Presidente de la Región Arequipa, se enteró de las negativas y en pocas semanas destinó una partida. Fue entonces que con Mónica (Belevan) volvimos a corregir, me compré In Design y Corel, aprendí a diagramar y diseñar in situ porque el libro demandaba la incorporación de 30 webdings y 169 tipos de letras. De trabajar las imágenes más complicadas se encargaron un amigo diseñador gráfico y una pintora y flamante ex-novia. Al final, licué las imágenes, ensanché la caja y echamos a volar las casi 600 páginas.

¿Si pudieras resumir tu libro, qué dirías de él?
Que es un escáner, un mix de periodismo, sci-fi, poesía, cultura pop, ciberpunk y rock. Que es un homenaje a las chicas que amé, a David Bowie, a los creadores que admiro y a las ciudades que quiero. Que es ácrata. Que es de viaje, de amor y de guerra. Y que tiene mucho humor y mucha tristeza.

¿Cómo escribes?
En Pentium 4, escuchando electrónica a altísimos decibeles y –aunque nadie lo crea– con cero estimulantes.

Me refiero al método.
¡Ah!, fue un vómito de un solo tirón: entre 2001-02 escribí un texto enorme que contenía solo impulsos. Mis amigos dijeron que parecía un diálogo entre Dean Moriarty y Humphrey C. Earwicker. Con ese texto, de unas dos mil páginas, viajé a NY. Allí lo fui rearmando, licuándolo con lo que veía, fui penetrándolo con la tensión del Village y Williamsburg; con el ruido de la carretera mientras perseguía a Bowie por Washington, Boston y Filadelia. En el i-Pod almacené fragmentos de conversaciones, recuerdos, paisajes, bandas de sonido, monólogos, estados de ánimo y asociaciones de ideas en voz digital. Luego conocí a una chica que me llevó a vivir a unos bosques aledaños, donde lo sampleé: todo lo grabado y escrito fue re-mezclado de forma aleatoria una y otra vez buscando que se fagocite, combustione y, al final, se organice en forma de historia. A fines del 2003 tenía una ¿novela? de mil páginas heridas por sus procesos de construcción/destrucción. Regresé a Perú y durante 6 meses me dediqué a curar esas heridas y hacer invisibles esas costuras. Así, es un artefacto sobre el cual tuve dominio sólo al final.

¿Y quedaste contento con el resultado?
A diferencia de mis amigos, al principio no porque era una marcianada intragable. Pero hice que el libro-novela se imponga, que haga respetar su ley: contar. El resultado final narra una historia diseñada con información virtual, con lenguaje tecnológico y con el acabado que exige la precisión de un poema. O por lo menos lo intenta.

¿La llamarías posmoderna? ¿Experimental?
De etiquetas desconozco mayormente.

¿Pero reconoces influencias?
Leo lo que puedo y siempre vuelvo a mis clásicos: Cioran, Vallejo, Bowie, Lynch, Cervantes, Pollock, Dick, Joyce, Simmel, Sterne, Fresán, Pynchon, Lethem, Houellebecq, Coupland, Sasha, Van Buuren, Chabon, Herzog… Lo que me caiga en papel, disco o pantalla.

¿Y qué expectativas tienes?
Fuera de pagar la imprenta con la pre-venta, ninguna. Yo construí Bombardero para ver qué pasaba si transformaba el teclado de mi computadora en sintetizador. Por lo demás, yo solo respondo ante quienes trabajaron directamente por este libro, que cronológicamente fueron: mis padres, Mónica Villalobos, Chiara Romoli y Mónica Belevan.

¿Y cómo surge el contacto con Mónica Belevan, que cuidó la edición?
Nos presentó un amigo común, un pintor radicado en París. A Mónica le había gustado el breve adelanto de Bombardero en Hueso Húmero y aceptó inmediatamente hacerse cargo de la edición completa. Yo feliz porque siempre me pareció una chica deslumbrante; ella ha seguido todo el proceso, desde el contacto con los editores hasta el cuidado de la edición. Ha enfrentado todo con temple y sabiduría y me ha ayudado a combatir la erosión.

Este es un libro cuya fama se construye básicamente en la blogósfera.
Así, es. Por eso mismo me resulta muy cómico escuchar a quienes hablan mal de los blogs como una unidad cuando los periódicos jamás tendrán un noticiero nacional, uno internacional y uno analítico mejores que los tres blogs que forman opinión porque, precisamente, no lastran la rigidez de un diario. Los libros no tienen por qué pasar por el filtro de un periódico para darse a conocer porque ese sistema está en veloz obsolescencia. Igual que las editoriales, otro lastre. Los que creen que un autor no existe sin editorial son los mismos ágrafos que se arrodillan por una reseñita y sueñan con Circo Beat.

¿Realmente crees eso de las editoriales?
Sí, porque un verdadero escritor no debería mirarle la cara a nadie. Es más, debería juntar su plata, convocar a sus amigos y autoeditarse. Las editoriales, cuanto más grandes, más nocivas: crean premios, generan bluffs y convierten a infradotados en estrellas internacionales. Y si alguien persiste en una editorial, que busque a Arturo Higa, Álvaro Lasso, Sophie Giordano o Plomo Cebrián, ellos son dignísimos.

Estas son tus primeras declaraciones con el libro editado. ¿Piensas dar más entrevistas?
Mira, cierta revista me pidió exclusividad para dar a conocer la tapa del libro y un adelanto. Agradecí el gesto, pero lo que necesitaba era vender 50 libritos para sacar toda la edición de la imprenta, provisto que con lo del Gobierno Regional y con lo que recolectaron mis amigos, más la venta de mi carro, no bastó para cubrir los costos. Con los enlaces a mi blog he vendido más de 30 y espero vender algunos más. Este libro se comprará no porque sale en una revista sino porque está en la mira.

¿Pero no salir en los medios también puede ser una pose, no?
Las únicas poses que practico no son literarias. Y si alguien quiere hacerme alguna nota, estupendo, pero siempre será absurdo que intenten entrevistarme. Como inédito ya tuve demasiado, nueve en prensa escrita y tres en la tele. Además, tengo el suficiente pudor como para no recibir a uno de esos "periodistas culturales" que traen preguntas bobas e incitan el lucimiento fútil. Y si algo quiero en la vida es ser un autor para las grandes minorías. Por último, ningún escritor debe ser más interesante que sus libros.

¿Cuando presentas Bombardero?
No sé. Pasaré el año nuevo en Arequipa y desde el 4 alquilaré un taxi en Lima para entregar personalmente a quienes tuvieron la gentileza de pre-comprarlo. Bares y librerías lo tendrán desde el 5 de enero.

¿Y después de Bombardero qué?
Volar. Conocí a una de las 11 pilotos mujeres de Aeroméxico y me ha invitado a su cabina. Volar me gusta mil veces más que escribir.

En la foto: César Gutiérrez. "Construí 80M84RD3R0 para ver qué pasaba si transformaba el teclado de mi computadora en sintetizador", afirma.