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viernes, junio 15, 2007

Santoral informal

Música: Ausencias de Néctar y Muñequita Sally hacen aparecer cirios y rezos

Por Carlos Cabanillas*

Mayo fue un mes cruel. Primero Néctar, luego Muñequita Sally. El 30 de mayo se cumplieron dos años sin 'Makuko' Gallardo de Armonía 10. El 24, un año más sin la Pastorita Huaracina. Ya en junio murió la madre de la Muñequita. Pena popular, tristeza. Tristitia.
Pero la cumbia peruana está más viva que nunca. También el folclore. Se imprime en millares de diarios y afiches. La movida Jeanet Barboza renace. Uranio 15 reprograma una hora de tecnocumbia (de 5 a 6 a.m.). Los reportajes dominicales propagan rica chicha. Mesa Redonda vomita aproximadamente un millón de copias (de copias, de copias) de discos de Néctar cada cuatro días, según el antropólogo y empresario de conciertos chicha César Ramos ("fácil van por el millón de dólares"). Se vienen miniseries de Los Shapis, Sonia Morales y Néctar. También libro de Dina. Comerciantes y periodistas han abierto los ojos: la cumbia no había muerto; el reggaeton no la mató (aunque alguna se embarró del lodo montesinista). Sus músicos siguen moviendo caderas, corazones y dinero, vivos o muertos. Incluso el escritor yungaíno Antonio Vergara Collazos –autodenominado candidato al Premio Nobel de Literatura y best-seller mundial– promete publicar un libro sobre Néctar para continuar la saga de sus escritos Zaraí y El último tango en Puno. Ya tiene el prólogo. Hay lucro, pero también genuina devoción.


Madera de santo
Para Ramos, es el 'dar a manos llenas' lo que hace que un ídolo tenga un futuro como posible santo informal. "¿Quién obliga a Abencia Meza a llevar la luz a su pueblo, a Dina Páucar a poner la pileta de su pueblo, o a Sonia Morales a poner una escuela o una carretera? Es el apego a la tierra de todo provinciano agradecido que se precie, la redistribución de lo ganado". En ese sentido, los milagros serían prácticamente una extensión a las ofrendas que Johnny Orosco y compañía le daban a su gente.
El antropólogo evoca una anécdota ilustrativa. Había ido a visitar a Johnny Orosco y, mientras éste se daba un espontáneo baño de pueblo, un faite pulseó los faros "en su delante". Johnny fue al rescate de inmediato y con una sola mirada le arrancó unas disculpas al ladrón, quien reacomodó los faros, les dio un escupitajo y los lustró al duco, a la vez que le ofreció un equipo de sonido como disculpas "por haber chocado contigo, Johnny". Considerando que se habían estacionado en una zona brava del Callao, fue un milagro.
Al parecer, poco o nada influyen los vicios privados a la hora de prenderle velas al ídolo que se fue. El mismo Orosco llevó una vida agitada, según los chichólogos peritos. Sí importa, en cambio, haberla sufrido y sudado. Y Néctar se sacó el jugo. Los diarios confirman que Johnny Orosco ya era 'alguien' cuando se fue a Argentina. Había pasado por Pintura Roja (junto a la también finada Muñequita Sally), y en Argentina se había aliado con el cholo Olaya, ex esposo de Gilda (la de "no me arrepiento de este amor"). Vale decir que se juntó con la gente adecuada. Fue parte de la tercera oleada de música chicha que viajó a Argentina, y supo combinar la calidad de la cumbia peruana con la visión comercial y los ganchos pop de la bailanta argentina –"léase las coreografías, el coqueto tinte capilar y el coro 'epa, epa' como marca registrada", precisa Ramos–. La Muñequita Sally también exprimía la camiseta. Cantó desde pequeña y trabajaba en un colegio. Su "Huaylas del Pisao" caló hondo en Latinoamérica. La Biblioteca Nacional del Perú ha publicado ya un DVD con su último testimonio como parte del coloquio Lo Cholo en el Perú.
Pero tanto el cancionero como el santoral popular cambian constantemente. El narcocorrido –vertiente musical del corrido mexicano que les canta a las vicisitudes del narcotráfico– ya habría llegado a Lima, según el antropólogo. "Ya se pueden oír canciones sobre barones de la coca. Algunas le cantan a la vida del cocalero, a los capos colombianos o a los jornaleros". La inyección de dinero del narcotráfico en las distintas ciudades del país estaría fabricando estos nuevos ídolos. Incluso habría músicos que les cantan a los contrabandistas del sur del país. "No olvidemos que los primeros en hablar de los desaparecidos del país fueron los músicos ayacuchanos", acota Ramos. Oído a la música, entonces.


* Publicado en Caretas
1980.
En la foto: En esta casa de Collique, distrito de Comas, Johnny Orosco fue abandonado. Hoy el hogar se ha convertido en un santuario espontáneo por y para sus seguidores. El 13 de junio, se cumplió un mes de la tragedia. [Leyenda de Caretas]