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domingo, junio 24, 2007

José Miguel Oviedo + Mario Vargas Llosa (y viceversa)

Hoy en la sección cultural de Correo Manuel Erausquin entrevista al crítico literario José Miguel Oviedo a propósito de su nuevo libro Dossier Vargas Llosa, que se presenta mañana en la Casona de San Marcos. Incluyo una pregunta. "Desde el punto de vista estructural, ¿Conversación en la Catedral vendría a ser la novela más innovadora de Vargas Llosa?": "Sí, desde el punto de vista estructural esa novela es una de las más complejas de Vargas Llosa y de las más innovadoras, y de las más difíciles para desentrañar sus mecanismos. Y esto tiene su razón en el juego continuo del espacio y el tiempo, que nos lleva de un lugar a otro simultáneamente. Una especie de fusión de tiempo y espacio que llega a ser por momentos enormemente compleja. Por ejemplo, hay un instante donde uno descubre que existen diecisiete personas hablando simultáneamente, a través del tiempo y en diferentes espacios".
A propósito de Oviedo, hoy en la extensa entrevista que Jeremías Gamboa y Alonso Rabí do Carmo realizan a Mario Vargas Llosa en el especial de 24 páginas de El Dominical de El Comercio a él dedicado, el autor de La ciudad y los perros afirma que, en su personal (y altamente discutible) lectura, la crítica literaria de Antonio Cornejo Polar "palidece" ante la de Oviedo. Veamos el pasaje:
Pensando en críticos humanistas, críticos ensayistas, mirando el Perú, ¿qué críticos tendrían para usted ese perfil?
Bueno, ¿quiénes han hecho en el Perú critica literaria?
Recuerdo que menciona a Cornejo Polar de manera muy amarga en su ensayo sobre José María Arguedas.

Él hacia un tipo de crítica ideológica que me parecía muy artificiosa. Quizás esté mal criticar a alguien que hizo una obra y escribió sobre literatura peruana pero la verdad es que la critica de Cornejo Polar a mí nunca me propició la lectura de ningún autor, ni siquiera me enriqueció la visión problemática de una literatura porque la encontré muy sesgada ideológicamente, artificiosa, poco profunda a pesar de que tenía un conocimiento serio, académico. Si la comparas con la crítica de José Miguel Oviedo, una crítica que a mí me parece más realista, más seria y sustentada en el amor a la literatura, aquella palidece. El problema de ciertos críticos es que uno se termina preguntando si realmente les gusta la literatura. José Miguel, siendo frío, rezuma clarísimamente amor por la literatura, no es un crítico al que la universidad le congelara la emoción del lector, la emoción virginal pura de quien llora o se enfurece con lo que lee. Yo creo que si eso no está en la base, la crítica se pierde el elemento vital de la literatura.
Valga señalar que la primera pregunta de la entrevista está directamente relacionada con Oviedo (a cuyo reciente libro Alonso Rabí, editor de El Dominical, dedica una reseña):
¿Qué opina usted de los críticos que se ocupan de sus libros y particularmente del trabajo de Oviedo?
El Dossier acabo de recibirlo y lo estoy hojeando. Algunos de los ensayos que forman parte de él los había leído ya en revistas. Mira, desde que empezaron a aparecer cosas sobre mí, no puedo decir que lo he leído todo. Leí el libro de José Miguel (La invención de la realidad), el primero que se escribió sobre mi obra, pero después he tenido un poco de resistencia a esos textos, sobre todo los muy académicos. No me siento muy cómodo, es una sensación hasta un poco impúdica. Me gusta mucho la crítica, sí; hay ciertos críticos que para mí han sido autores importantísimos, de esos que uno lee y relee...
Por mi parte, les recuerdo el libro de Antonio Cornejo Polar La novela peruana, en el que el crítico (quien siempre defendió la crítica que no ignoraba los trasfondos ideológicos, sin desatender por ello la especificidad literaria) analiza obras de Clorinda Matto de Turner, Enrique López Albújar, Ciro Alegría, José María Arguedas, Manuel Scorza, Julio Ramón Ribeyro y Mario Vargas Llosa ("La guerra del fin del mundo: sentido (y sinsentido) de la historia"). Puede consultarse a su vez el artículo de Cornejo Polar sobre Histora de Mayta titulado "La historia como apocalipsis", publicado originalmente en el número 33 de la revista Quehacer. En ambos trabajos Cornejo Polar se encarga de desmenuzar el anticomunismo vargallosiano, así como problemas estructurales en las mencionadas novelas. Quizá por eso a Vargas Llosa todavía le resulte importante hacer declaraciones de este tipo (sin olvidar la inclusión de Cornejo Polar en su lista de "intelectuales baratos" en El pez en el agua). Por último, tanto Cornejo Polar como Vargas Llosa han dedicado específicos libros a José María Arguedas (Los universos narrativos de JMA y La utopía arcaica. JMA y las ficciones del indigenismo, respectivamente).


PD: Hoy en la sección cultural de Correo Olga Rodríguez Ulloa reseña Bruniquilda, la nueva novela de Nilo Espinoza, un "autor tal vez poco sonado para usted, pero cuyo destacado lenguaje y precisión estructural lo revelarán como un narrador de gran calidad ante sus ojos". Por otra parte, en la Revista de Libros del diario El Mercurio Pedro Gandolfo reseña el poemario Banderas detrás de la niebla de José Watanabe, quien "emplea un lenguaje que sobresale por su sencillez y llaneza. Sus versos son versos y no líneas que simulan versos; hay pluralidad de metros y distinción de estrofas pero sin forzar a la lengua a una única clave poética, a una sola estructura. Ejerce su oficio de manera acabada (es ejemplar el uso del encabalgamiento) aunque exento de ostentación alguna. El ritmo de estos poemas discurre lento, pausado, amable". Mientras que Álvaro Matus entrevista al escritor mexicano Juan Villoro a propósito de la reciente publicación de "Llamadas de Amsterdam, breve novela que publica en Argentina editorial Interzona".

En la foto: José Miguel Oviedo.