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martes, abril 10, 2007

Adán, Morales Saravia, Pimentel

MARTÍN ADÁN. Hoy en su columna Inquisiciones del diario La República Abelardo Oquendo escribe sobre la Obra poética en prosa y verso de Martín Adán, edición en la que Ricardo Silva-Santisteban "reafirma la reconocida acuciosidad y solvencia para este tipo de tareas", tal y como señala Oquendo, quien también afirma que "esta reciente recopilación ampliada de los escritos poéticos de Rafael de la Fuente Benavides [es] la más depurada y confiable".
JOSÉ MORALES SARAVIA. En la sección cultural de Perú 21 Gonzalo Pajares Cruzado entrevista a José Morales Saravia, "poeta y académico peruano que vive en Alemania desde hace 26 años. Es profesor del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Católica de Eichstatt". Morales Saravia presentará hoy, a las 7 p.m., en el Instituto Raúl Porras Barrenechea (Colina 398, Miraflores) su libro La laguna onírica. Crítica de la razón catabática. Incluyo las tres primeras preguntas. "¿Qué es la razón catabática?": "Toda nuestra cultura está construida sobre la imagen de que existe una profundidad. La razón catabática es el mundo preocupado por la profundidad. En mi libro describo esta razón y hablo de su aspecto onírico, político, económico, antropológico y, así, hasta cubrir todas las áreas del mundo catabático. En el capítulo final expreso mi propuesta: una razón anabática, basada en la superficie. Allí señalo sus principios y sostengo que, sin profundidad, el conocimiento es posible". "Explíqueme su 'economía'": "La idea de profundidad trasladada al mundo económico implica siempre un desplazamiento que, para mí, es un descenso: se abandona un lugar para llegar a otro, se sale de la pobreza para llegar a la riqueza". "Es decir, ¿la búsqueda de la profundidad -que es un rasgo catabático- nos ha llevado al mundo caótico que vivimos hoy?": "No. No al caos ni al desorden, sino a buscar algo que, en el fondo -aunque suene irónico-, no existe. Si nosotros abandonamos los principios de lo profundo y realizamos un ascenso -que es una acción anabática-, vamos a concluir que la riqueza, la maravilla, es tangible, está a la mano y corresponde al mundo de los objetos visibles, absolutos". Y la pregunta final. "¿Qué poetas son anabáticos o usted está creando una nueva tradición?": "Creo que Góngora lo es. También Whitman. Baudelaire y casi toda la tradición poética occidental es catabática. En el Perú, Antonio Cisneros tiene algunos poemas anabáticos. Sin falta modestia, aunque nada nace de la nada, creo que mi estética -es decir, mi percepción del mundo-, mi poética, inicia una tradición".
JORGE PIMENTEL. En la sección cultural de El Peruano Dimas Arrieta Espinoza entrevista a Jorge Pimentel a propósito de En el hocico de la niebla, poemario que "es como un diario, es el niño que escribe y vuelve a ser niño antes de escribir el libro", tal y como sostiene el autor. "¿Quiere decir que para escribir este libro activó su capacidad sensorial de regresar a ser niño?": "Exacto. Me sentí como un niño que va al colegio con su guardapolvo blanco. Me fui a mi escuela, pero mi escuelita era un bar que quedaba en la avenida La Paz, en Miraflores, donde iban a beber viejos jubilados, intelectuales y ex futbolistas. Era un sitio de tránsito, no una cantina. La gente se tomaba tres cervezas, y se iba y venía". "¿Cómo era esa escuelita?": "Mi escuelita era chiquita. Yo llegaba a las nueve de la mañana, muy puntual, e incluso salía al recreo, y me retiraba a las cinco de la tarde. Mi pupitre era una mesa para cuatro, donde solo trabajaba mis poemas y nadie tocaba mi libro. Era la mesa del poeta, nadie se acercaba a molestarme. El poeta estaba trabajando; tampoco bebía nada, sólo al final una cerveza. Cada poema tenía un clip de colores para diferenciarlos y escribía dos o tres poemas diarios". "¿Cómo fue el proceso de corrección de este poemario?": "Primero, para escribir mis libros no me demoro más de dos o tres meses. Segundo, el libro lo guardo dos años y después lo saco y lo paseo un poco. Tercero, si el lenguaje está actualizado, después de dos años, ya viene la corrección, que es un proceso tan importante como escribir el libro. La corrección del libro es otra aventura que puede durar tres años".
PD Miércoles 11: La mención de Jorge Pimentel al proceso de corrección de sus poemarios me llevó a buscar en mi Memoria USB una breve reseña a su poemario Primera muchacha. La misma fue escrita al momento de aparición del libro, en 1997. Fue publicada en 1998 o 1999 en una revista (cuyo nombre se me escapa en estos momentos) editada en la mexicana Ciudad Juárez.

En la foto: Jorge Pimentel. "En el hocico de la niebla es un viaje hacia un día, descubrir un día que puede ser el más largo de nuestras vidas", expresa.