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jueves, marzo 15, 2007

Garayar, Calderón Fajardo

Hoy en la sección cultural de Perú 21 José Gabriel Chueca entrevista a Carlos Garayar, quien acaba de publicar la novela El cielo sobre nosotros, la cual trata sobre "una historia de amor entre una enfermera y un tuberculoso desahuciado, un extranjero. Transcurre en un pueblo de la selva que no alude a un espacio real sino que es una suma de recuerdos y adecuaciones para la propia novela. No podría decir que pertenece a la selva de Pucallpa, de Iquitos o de San Martín. Esta historia es vista por un médico, en un extremo, y por un policía, en el otro", según comenta el autor. Dos preguntas. "¿En qué parte del panorama local ubicaría su obra?": "Yo me sentiría más cómodo con los escritores jóvenes que surgen ahora y que, creo, comparten la idea de que la literatura no es un reflejo de la realidad sino que es una construcción coherente, simbólica, etc., que, más bien, rivaliza con la realidad. Cuando escribo, la gratificación que recibo es la de descubrir cosas que yo no veía en la realidad, pero que veo en la novela". "¿Qué está leyendo ahora?": "A cierta edad preferimos releer. Estoy releyendo a Coetzee, el Premio Nobel. También leo cosas nuevas, como Soldados de Salamina, de Cercas, que me ha impresionado, y a autores peruanos, como Alonso Cueto. También a algunos jóvenes, como Effio, Iparraguirre y García Falcón. Posiblemente vayan a ser grandes novelistas". Por otro lado, en la sección cultural de La Primera Jack Martínez reseña el libro de cuentos Historias de verdugos de Carlos Calderón Fajardo. "El último, extenso y –desde mi óptica– el mejor [relato], 'Los ángeles del quinto piso', enmarca la mayoría de elementos de sus antecesores. Se desarrolla en París, y nos muestra la faceta menos atractiva de la otrora 'Ciudad Luz'. Se trata de un peruano que llega a la capital francesa buscando a una mujer, pero conforme va pasando el tiempo sin hallarla, termina sin dinero, sin casa, sin comida. Empero, cuando se encuentra a punto de ser un clochard, consigue alojamiento gracias a un cura y se da inicio a nuevos sucesos. De esta manera se erigen los relatos de Calderón Fajardo, con el estilo depurado de un narrador neto a quien, sin embargo, el poco cuidado de la editorial en la corrección de su libro ha desembocado en no contadas erratas. Algo que por ratos le juega una mala pasada a la ilación de estas Historias de verdugos", afirma.

En la foto: Carlos Garayar.