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domingo, diciembre 31, 2006

Mario Vargas Llosa sobre Esteban Tollinchi

Hoy la sección de opinión de El Comercio publica un artículo de Mario Vargas Llosa sobre el escritor puertoriqueño Esteban Tollinchi. "Lo conocí a los pocos días de llegar a Puerto Rico por primera vez, en 1968, para enseñar en la Universidad, en el recinto de Río Piedras. Los ocho meses que pasé allí aquella vez fueron de los más gratos y estimulantes que he pasado en mi vida. Tuve estudiantes de lujo, que luego, como Rosario Ferré, Carmen Vásquez, Luce López-Baralt, Susan Homar y otros, destacarían en la creación, la investigación y la crítica, y cuyo empeño y talento eran un permanente fermento intelectual para mí, e hice decenas de amigos con los que, pese a la distancia y a las largas ausencias, siempre he mantenido un cálido vínculo", cuenta el autor de La casa verde. Entre los libros de Tollinchi, Vargas Llosa menciona los "que dedicó a Thomas Mann (dos, uno de ellos sobre el Doktor Faustus), a Proust, a la cultura italiana (Arte y sensualidad), a Unamuno y sus ciclópeos dos volúmenes sobre las ideas fundamentales de la cultura del siglo XIX (Romanticismo y Modernidad)" . Vargas Llosa concluye su artículo comentando lo siguiente: "Acaso enseñar fuera para él tan importante como escribir y leer. Lo hizo por más de cuatro décadas en la Universidad de Puerto Rico y siempre se jactó de no haber repetido nunca un curso, de renovarlo cada año de principio a fin. Preparaba sus clases con una excitación infantil, como un niño al que se le hace agua la boca adivinando el helado inminente que se va a despachar. En una época dictaba un curso itinerante, a un grupo selecto de estudiantes a los que por un semestre paseaba por Europa. Uno de esos privilegiados estudiantes me contó una vez que no era fácil sobrevivir al ritmo frenético de aquellas expediciones culturales del profesor Tollinchi: levantarse al alba, recorrer ruinas, monumentos, museos, iglesias, escuchar clases en plazas públicas, cafés, trenes y pernoctar en pensiones modestísimas. '¿Para qué ahorras tanto, Esteban?', lo fastidiábamos sus amigos. '¡Qué vas a hacer con todos esos ahorros cuando te mueras!'. Ahora ya sabemos para qué se había impuesto un modo de existencia tan frugal como era la suya: para dejar todo su patrimonio -un millón de dólares, nada menos- además de sus libros y manuscritos a la Universidad de Puerto Rico, en la que estudió y profesó. Espero volver muchas veces todavía a Puerto Rico. Pero sé que estas nuevas visitas, aunque en ellas, como en esta que acabo de hacer, goce y me divierta reencontrando a los viejos amigos, y nos emocionemos todos recordando las anécdotas y chismografías, y descubra cosas nuevas -como las artes mágicas de conferencista del excelente novelista que es Luis Rafael Sánchez- algo, alguien, faltará, para que la alegría sea tan completa como otras veces".

En la foto: Esteban Tollinchi.