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domingo, octubre 29, 2006

Chomsky: "Existen procesos formales que son una careta democrática"

Hoy el diario El Comercio publica una extensa entrevista de Patricia del Río a Noam Chomsky quien, no hace falta ni decirlo, se luce con brillantez. Con tranquilidad, con profundidad, con sabiduría, desmonta las dudas y preocupaciones de la entrevistadora. Incluyo la primera parte de la conversación:
Usted ha señalado, en recientes declaraciones, que en países como Venezuela o Bolivia la democracia funciona, a diferencia de EE.UU. ¿Qué entiende usted por democracia?
Si uno compara las elecciones de Estados Unidos con las de Bolivia o Venezuela, existe una diferencia radical. En Estados Unidos, en las últimas elecciones presidenciales del 2004, hubo dos candidatos: ambos provenían de las mismas clases pudientes y fueron a las mismas universidades, reservadas solo para las élites. Ambos pudieron postular a la presidencia debido a los patrocinios que recibieron de las corporaciones. Sus programas de gobierno se asemejaban bastante; pero, lo más interesante de todo, es que la población nunca supo cuáles eran sus discursos acerca de los temas de trascendencia.
¿Por qué no?

Porque las elecciones estadounidenses están diseñadas para suprimir ese tipo de temas; las personas se interesan más por la personalidad y la imagen del candidato. De hecho, las elecciones se parecen bastante a los comerciales de televisión. Las mismas instituciones que promocionan productos de consumo en televisión venden a los candidatos presidenciales como si fueran mercancías: se enfocan en la imagen, en la ilusión, y alejan a la población de los temas importantes.
¿Y eso no pasa en países como Bolivia o Venezuela?

Para las elecciones de diciembre pasado en Bolivia la población se había organizado desde tiempo atrás. Los bolivianos habían estado luchando por años por controlar ellos mismos los recursos naturales, o por discutir acerca de sus derechos culturales. Las personas conocían esos temas, y estaban comprometidas con ellos; por eso eligieron a alguien que compartía sus ideales. Eso es totalmente diferente a elegir a un presidente perteneciente a la clase rica que sirve a los intereses de las corporaciones. ¿En estos dos casos, cuál es una verdadera democracia?
¿Pero cómo podemos hablar de democracia en países, como los señalados, o como el Perú, donde la mayoría de la población vive en pobreza y sin satisfacer sus necesidades fundamentales de salud y educación?

Existe la noción de 'Estado fallido', y una de sus características es que se trata de estados que pueden tener una 'forma' democrática concebida en las instituciones, pero que no funcionan del todo. La manera como describes al Perú, es la de una sociedad donde la democracia no está funcionando. Existen procesos 'formales' que son una 'careta' democrática, donde gran parte de las personas no están representadas porque no tienen los recursos, ni el compromiso, ni la formación para participar activamente del proceso democrático. Bolivia es un caso aparte. A pesar de la pobreza, posee una democracia que funciona, pues sus ciudadanos escogieron a alguien que defendía sus mismos intereses.
¿No son más vulnerables los ciudadanos de países pobres a ideologías populistas, más manipulables por líderes que se aprovechan de sus necesidades para llegar al poder?

No creo que debamos generalizar. Si la población está organizada y son participantes activos, y se articulan en agrupaciones, no creo que eso suceda. Por ejemplo, los movimientos sin tierra en Brasil son más pobres de lo que uno se imagina; además, el Estado los reprime de manera brutal y no tienen acceso a la educación ni a los medios de comunicación. A pesar de todo eso, continúan políticamente organizados. Por otro lado, hay personas privilegiadas en los países ricos que son vulnerables y están completamente aisladas entre sí. Al final, depende de las opciones personales. Alguien puede sentir la necesidad de comprometerse y así convertirse en una persona consciente y activa políticamente.

En la foto: Chomsky junto al mar de Lima. "Una sociedad decente eliminaría el rol del líder, a costa de la participación de la colectividad y la autosuficiencia individual", sostiene.