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viernes, agosto 18, 2006

Carlos Oliva reeditado

Una edición (casi) completa de la poesía de Carlos Oliva (Lima, 1960 - 1994) acaba de aparecer en la ciudad de Arequipa bajo el sello Grita ediciones. El libro es en realidad una edición (a cargo del joven poeta Juan Zamudio, verdadero motor de este proyecto) aumentada y corregida de su único poemario (publicado póstumamente en 1995) Lima o el largo camino de la desesperación, del cual retoma el título. En el mismo se incluye a modo de prólogo mi ensayo sobre su poesía y Neón, grupo del cual fuera uno de sus fundadores. También, el testimonio de Róger Santiváñez "Una breve estación en el infierno con Carlos Oliva" y un colofón de Miguel Ildefonso "El corto y deslumbrante camino de Carlos Oliva". Finalmente, varios poemas aparecidos en distintas revistas de la época como Arco crítico, Killka blues, Galera o La tortuga ecuestre (aún existente), además de algunos inéditos cedidos por la madre del autor.
En meses pasados he publicado un fragmento de El círculo de los escritores asesinos de Diego Trelles referido a la figura de Oliva. En uno de los pies de página que conforman la novela se lee lo siguiente: "Hay algunas inexactitudes en lo narrado que me llevan a concluir que Ganivet ha hecho confluir las historias de tres poetas peruanos atropellados, en una sola. La primera de ellas, siguiendo un orden cronológico, es la del poeta chimbotano Juan Ojeda. Según una leyenda urbana, más que haciendo de torero, Ojeda se suicida emulando a un toro con el objetivo de embestir a un carro en plena avenida Arequipa. Lo de Oliva, por su parte, no sucedió en la avenida Wilson sino cruzando la Vía Evitamiento por el Puente Dueñas. Él y algunos de sus amigos, huían de algo peligroso cuando lo cogió un automóvil. En lo que acierta Ganivet es en que fue una combi (servicio informal de transporte metropolitano en Lima) la que, en una segunda instancia, lo mata. Finalmente, el tercer poeta es Juan Vega y, como Oliva, también formaba parte de Neón. Fue Vega el que falleció en la avenida Wilson en 1996 cuando salía de la presentación de una revista organizada en el bar Queirolo". Sobre este punto relacionado con Juan Vega (quien fuera el encargado de redactar los dos únicos manifiestos que emitiera Neón), incluyo un artículo de Santiváñez publicado originalmente en la sección cultural del desaparecido diario El Sol.
PD: Acabo de recibir un e-mail de Bernardo Rafael Alvarez en el que informa que el centro contracultural El Averno (ubicado en el Jr. Quilca, a media cuadra del referido bar Queirolo, y que enfrentaba una amenaza de desalojo) continuará sus funciones hasta fin de año. Ese ha sido el acuerdo al que los administradores de dicho espacio se han comprometido con el propietario del inmueble.

En la foto: carátula del libro.