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martes, mayo 23, 2006

Javier Ágreda sobre Travesuras de la niña mala

Como "una muy buena novela, un divertimento literario mucho mejor logrado que Los cuadernos de don Rigoberto o Elogio de la madrastra", califica hoy el crítico Javier Ágreda a la última novela de Mario Vargas Llosa en su columna de la página cultural de La República. En su reseña a la novela este sábado en Babelia, Julio Ortega había escrito esto de aquí: "Hija de esas heroínas de la contradicción, esta 'niña mala' ejercita su libertad al precio más alto (el próximo amante rico) pero su origen (modestamente peruano) la revela como hija del trauma (bella pero pobre, hija de madre cocinera, reinventándose a sí misma). En suma, su destino (arribismo y simulación) es el melodrama. Como un personaje de Balzac, ella funda la sociedad moderna: su pasión de ser alguien confirma las reglas. Pero siendo su pecado original la clase social, carece de legitimidad (su amante, el narrador inocente, la devuelve con cada fracaso al horizonte de lo literal); y, sin libertad en la novela, la recobra la imaginación melodramática. Se trata, claro está, de un gran melodrama". Pero Ágreda habla más bien de lo siguiente: "La opción por la aventura hace que la historia de amor llegue pocas veces a lo melodramático, y que más bien prime en ella el interés de la trama". Por otra parte, Ágreda se refiere también a otros aspectos de la novela: "El lenguaje es sencillo, sin adornos retóricos, pero trabajado con precisión; lo mismo sucede con las técnicas narrativas y con los aspectos temáticos. Por todo ello, y como anuncia el título, no pertenece al conjunto de novelas 'realistas' de MVLL (esos amplios retratos sociales que van desde La ciudad y los perros hasta La fiesta del Chivo) sino a aquellas otras novelas que el propio autor califica de 'literarias' –como Los cuadernos de don Rigoberto–, hechas en base a alusiones, parodias y pastiches que el lector atento debe descifrar".
PD: El País da cuenta hoy de la presentación en Madrid de la nueva novela de Vargas Llosa.

En la foto: Javier Ágreda.